Hablemos de viajes.
Lo mejor de los viajes son las personas que te encuentras por el camino. De esas que cuando piensas en tu viaje te viene su cara en mente y la anecdota que le acompaña. A continuación recordaré varios personajes que cada vez que me acuerdo de ellos me hacen respirar un poquito de la ciudad donde estuve.
Polonia
Último día en Polonia. Después de estar en Cracovia volvemos a Varsóvia, la gemela diavólica., la estúpida, la malcriada... Varsovia no es tan mala, sólo que Cracovia nos cayó mejor y tenia mejores bares. Bien, pues una vez bajamos del tren en 'Warsawa Centralna',después de habernos dejado un pastizal en ese viaje por comprar los billetes a bordo, vamos a cojer el tramvia en dirección "nosabemosdondeperotienepintaqueesparaallá". Y aquí es donde aparece nuestro protagonista de la historia: El revisor del tram. Un señor polaco, gordete, con bonitos ojos azules, mucha mala leche y desfachatez. ¡Que quería multarnos el muy ruín! Yo queriendo ejercer mi derecho a ser "guiri" y librarme de la multa., me negué a darle mi "ID" y me enfadé mucho con él en un spanglish muy refinado. Quería que le pagáramos en efectivo el muy gilipollas... "Is my job" decía reteniendonos en el andén con una sonrisilla socarrona mientras nos amenazaba con llamar a la POLICE.
Traductor of spanish now! Pues que venga, que venga la policia y hablamos con ella. I put my feet in this city now.... Después de diversas frases sin sentido más nos dejó marchar tranquilamente. Menos mal!
Otro recuerdo polaco, esta vez de Cracovia, fue como al momento de pisar el centro de la ciudad nos aparició delante un personaje salido de una novela erótica de los años 50. Una mujer rubia, vestida de rojo, de ojos azules y labios rojos, muy rojos, demasiado rojos y un paraguas decorativo que le daba un aire de femme fatale. La miramos rápido y sin clavar la mirada en ella, pero nuestra amiga polaca ya nos habia advertido y se acercó a nosotros saludando muy, muy fuerte. Trabajaba para un restaurante y nosotros teniamos mucho hambre, así que nos dejamos guiar por los grumos de su rimmel. Yo le caí bien, mucho, me llamaba Signorina, porque resulta que la señora polaca hablaba italiano. Sí, se juntaron el hambre con las ganas de comer. Según me dijo mi nueva amiga a mi me pegaba la zuppa de verduras frescas con crema, o eso entendí. En el momento de aprovecharme de ella preguntando donde estaba una Iglesia me santigüé y le dije dove sta la chiesa? Aquí ella se sonrojo mirándose el prominente escote y me sonrió. No sé que entendió pero la amiga queria tema! Al final de todo me dijo su nombre- el cual no recuerdo- lo que si recuerdo la traducción al italiano. Soñaaaare. Lo repitió almenos seis veces, con un tonito de doblaje medio infantil medio pornografico ,mientras yo intentaba saborear mi alter ego de la gastronomia polaca.
Roma
En Roma, acabamos de llegar a la estación central (Termini) y vamos en busca de nuestro respectivo hostal. En medio de una calle vacía vemos a un señor- el típico señor italiano pienso- que nos está mirando. A mi me resulta un señor entrañable con un paraguas a modo de bastón y le sonrió un poco. El señor de repente se para y levanta su paraguas apuntandonos directamente a nosotros ,cuando con expresión muy seria nos hace una gran... pedorreta.
Paris
En París, un recuerdo agradable. Una noche dentro del enorme y laberíntico metro de la ciudad, un chaval saca una placa publicitaria que había en el vagón, le da la vuelta y hace un graffiti. Le miramos, nos mira y nos ponemos hablar. Do you speak french? And italiano? Aquí sonreí y orgullosa dije "Un pochino". Hablando con ese chaval resonaban dentro de mi varios raps en francés y respiré la auténtica París, fuera del concepto turístico publicitario de "le citté de l'amour". Se bajo del vagón dejánonos ir un "Bienvenue a Paris" que me hizo sonreir y pisar el suelo sientiendome menos guiri y un poquito más parte de la ciudad de la luz.