Tic tac , vuelve a empezar. tic tac tic.. tac!
"Tejidos utilizados expresamente para volar. Ligero, fresco, fugaz, eólico, limpio, nostálgico..... Como un niño corriendo entre sabanas. Sabanas que se antojan kilométricas, de un inocente blanco virginal bajo los guiños del sol, atento. Sigue corriendo tocando las sabanas divertidas que se rien con él ya que el tiempo no existe, no tiene minutos, ni horas en punto, solo tiene olor a pompas de jabón, a infancia. Una de las sabanas le abre el paso a una chica que entra en la escena con total fluidez y con el pelo suelto, con olor a melón. También se mueve. Su vestido se moldea al ritmo que el marca el viento confundiéndose con ese decorado de sabanas bailarinas. El sol se acerca, solo él es testigo. Se ven. Ya se habían sentido antes pero ahora la intuición se ha convertido en ojos penetrantes,pupilas dilatadas, pecas en las mejillas sonrojadas, sudor en la frente, ya no es una niña. El, impregnado de esa imagen, ya no estaba ahí. Se había filtrado por sus ojos cayendo en picado desde la pupila con ecos de fondo hasta desembocar en el iris. Olas turquesa subiendo y bajando por encima suyo, profundidad en todos los sentidos, cielo en calma pero mar agitado, feliz, enérgico, apocalíptico y ... ella otra vez! Echan a correr, uno a cada lado. Batería de fondo y un bajo que se mete en las entrañas exprimiendo hasta la última pompa de jabón, hasta la última piruleta de pitufo,y hasta el último 'quien me quiere más' . Corren, corren , corren y esas sabanas que se interponen en su camino, haciéndoles confundir el suelo con ese blanco puro, molesto, falso,entrometido, que se cruzaba con ellos cuando lo que querían era morder, arañar, romperse un dedo, gritar 'Me cago en Dios' en medio de la misa de los domingos, clavarse agujas en los pies y arrancarlas de cuajo, sangrar, doler. Rabia, fuerza, odio, tensión, asco y choque frontal.......... Las dos corrientes eléctricas se fundieron en una sola en un tic, y en el tac la respiración empezó a ralentizarse poc a poc... Se tocaron con la punta del dedo produciendo un calambre de serenidad. El sol aún estaba ahí, expectante y a la vez partícipe. Les dio más calor, un poquito más. Empezaron a investigarse, en silencio, la yema del dedo se convirtió en la palma de la mano y en los rayos del sol. Se estaban presentando. A ellos y al otro, ya no eran niños. Cada caricia era piano, suave, acústico, piel erizada y una pequeña sonrisa. Ya se conocían."
Ya no os puedo contar más. Lo poético de un momento es que acaba, o cambia o evoluciona o desaparece. Que qué pasó? Pues... la vida.
Tic. Imagina.Tac.
Las sabanas seguían ondeando, seguían oliendo a jabón y a nostalgia.
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